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Ruben Eduardo Acevedo, Uruguay
Por la paz
El hombre tras los pasos de su ancestro
cumplió arbitrariamente un viejo anhelo
y en lucha desigual, sin dar consuelo,
ejercitó a su ejército tan diestro.
Alardeando de hacerlo en nombre nuestro
con racimos de muerte en pleno vuelo
abrió surcos de sangre desde el cielo
a diestra y a siniestra … ¡tan siniestro!
Y a pesar de pesares pisó fuerte
el monstruoso mercante de la muerte
de ambiciosa ilusión de omnipotencia.
Invocando la paz decretó guerra
y en nombre de esa paz, por cielo y tierra,
ejerció la razón de la violencia.
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