|  |  | Samuel Feijoo,   Cuba, 1914
 
 
 Los días
 
 Luego vendrá la voz de son adverso
 que ha de fluir en cruentas melodías
 donde se apagarán noches y días,
 en los fingidos labios, yerto el verso.
 
 Rodará en mar informe y coro inmerso
 por la invisible gracia y la ufanía;
 con relucientes alas en las vías,
 las ya apartadas del otoño terso.
 
 Por un instante dejarálas huellas
 en el cristal de los ríos rendidos,
 copiando sin cesar alas estrellas.
 
 Pero los cantos claros, distraídos,
 retornarán de sus regiones bellas,
 las bocas habitando en los vencidos.
 
 
 Sol de ocaso
 
 Se está durmiendo el sol que enriquecía
 la hora matizada por sus sellos
 sangrientos; con pacíficos destellos
 colma su adiós el moribundo día.
 
 Tardo rojo se cansa por la vía,
 y se demora, el cristalino cuello
 a la Noche ofreciendo con su bello
 resplandor en que espejalaelegía.
 
 Se desvanece como espuma quieta
 en las dormidas márgenes del miedo,
 leve figura por la onda secreta,
 
 y lento acorta el respirar tan quedo:
 vuelo de alguna sombra en la violeta.
 Borrarle su candor no sabe el dedo.
 
 
 Estación
 
 Dulce alegría, ven,es el momento
 en que dejes abiertas las ventanas
 y vuelvas por las únicas mañanas
 hacia mi pecho afín, claro y sediento.
 
 Ya por las albas surge tu himno lento:
 deja la gasa de oro a tus hermanas,
 ondas de luz que vuelan tan lejanas,
 y ven a donde nunca canta el viento.
 
 Silba un pájaro nuevo en el celaje
 se ve al genio del sol hilando el viaje,
 dulce alegría en tu nacido otoño.
 
 Desciende ahora sobre el pecho suave,
 herido y fiel, cantora como el ave.
 Sé en el soplo de luz blanco retoño.
 
 
 El paseo
 
 Gemiste al cruzar por la arboleda,
 porque la noche negra era un sollozo,
 y te miré asomado al rostro hermoso
 el amante temblor, de oscura seda.
 
 Te dije: amada, este misterio queda
 entre las almas que detiene el gozo:
 al artista le dora el son precioso,
 luego, al tiempo sin sol,su encaje rueda.
 
 Desoímos las lenguas del lamento:
 horas amables fueron, que reías,
 en blancaluz de cariñoso viento.
 
 Allí te quise dar las nuevas mías
 hallando al corazón,su oscuro acento,
 pero en mi pecho el cielo revolvías.
 
 
 
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