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Tomás Segovia, España, 1927
Fin de año
Qué blanco el cielo ha quedado,
Desfallece, tiembla, expira;
de su rostro se retira
todo el doliente morado.
Y queda el mundo inmutado
en un trémulo extravío.
¡Oh femenino vacío,
presa ya para unos lazos!
Mundo exangüe entre los brazos
del más ardiente albedrío.
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