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Tonibel Ríos, España
A mi abuelo
Callado adiós colmado por el fuego de los besos
en cada pétalo de flores amarillas,
una caricia errante de mis dedos
sobre tu frente blanca, sobre tu mejilla.
Junto a tus manos el gesto más piadoso:
golosinas de azúcar escondidas,
caramelos de un alma hecha pedazos
que quiso ser compañera en tu partida.
Mañ;ana no estarás. No es como siempre.
La lluvia está; mojando mis heridas.
Todo ha cambiado y, secretamente nada;
¡Despertarás en mi mañana cada día!
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