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Ventura de la Vega, Argentina, 1807
Este tronco que mayo adorna y viste...
«Este tronco que mayo adorna y viste,
donde grabas tu nombre idolatrado,
Laura, verasle pronto deshojado,
que a la furia del tiempo no resiste.
Vendrá el noviembre con sus lluvias triste,
vendrá el enero con su escarcha helado,
o el huracán a desgajarle airado,
arrebatando el nombre que esculpiste.
Templo más digno que tu nombre lleve
donde no le destrocen vendavales,
ni el invierno le cubra con su nieve,
un corazón será que te ame ciego.»
Dijo Amor, y con rasgos eternales
grabole aquí con su buril de fuego.
Cruza sin mí los espumosos mares...
«Cruza sin mí los espumosos mares;
saluda, ¡oh nave!, de mi patria el muro,
y déjame vagar triste y oscuro
por la orilla del lento Manzanares.
Si osa turbar la paz de tus hogares
de soberbio extranjero el soplo impuro,
otra defienda con el hierro duro
su libertad y mis nativos lares.»
Esto decía yo cuando las olas
surcó la nave en que partir debía,
y abandonó las costas españolas.
Ella al impulso plácido del aura
voló a la orilla de la patria mía...
y yo en los brazos me volví de Laura.
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