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Zelmar Riccetto, Uruguay
Cuerpo perdido
Escuchemos su fábula en su herida:
los más profundos mares le han tatuado
un litoral de mundos y no sabe.
En el último nadie se ha advertido
su único insólito estar en sí dormido,
que no sabe ser él, perro perdido.
No dieron con su nombre y no nos mira,
no dieron con su sexo y no arde en celo,
no supieron ser él y ya se ha ido.
Me he buscado en mi hermano peregrino:
una oración escarba en el olvido;
si no puedo ser él es que no he sido.
Mi voz no ha regresado todavía
Por barrancales de riscosa orilla
espina y zarzas, hirsutos quebrachales
su soledad el agua ha conseguido;
mi voz no ha regresado todavía
de su escuchar que se quedó en el río.
Puedo ser niño aun, si así lo quiero;
para que tú me vivas, hijo mío,
mi infancia sigue como sigue el río.
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