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Zoé Valdés, Cuba, 1959
Breve beso de la espera
Su nombre ya no me es más familiar
El camino ya no es aquel
El de la ausencia
La muerte perdió su sutilidad
de virgen serena
Me arrancó de un piñazo
el vendaje de los ojos
Mis pestañas abiertas
al recuerdo del exquisito
Esclava de un agujero de eternidad
De reojo
Te voy a mirar
Así de reojo
Para que comprendas
Que no me asusta
El rumor de tus pupilas
Y que descenderé
Por una vena tuya
Montada en una soga
Y me dolerán
Los lagrimales
De tanto
Retorcerte la brisa.
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